miércoles, 18 de enero de 2012

Dificultades en la consolidación de los países americanos



Las guerras de independencia de las colonias europeas en América no solamente tuvieron consecuencias en lo político, sino también en los sectores económico y social. 

Por un lado, los criollos (descendientes de españoles, pero nacidos en América), los peninsulares y los mestizos siguieron teniendo control de las fuentes de trabajo e ingresos, mientras la gran mayoría de las poblaciones seguían siendo campesinas. De hecho, la esclavitud seguía practicándose hasta finales del siglo XIX, incluso, México fue el único país latinoamericano que la abolió, vía Miguel Hidalgo, el 6 de diciembre de 1810.

Las economías de los países latinoamericanos no vieron rápidos efectos de la industrialización, debido a que ésta se dio de manera muy lenta. Esto provocaría que a la postre las sociedades conservaran las estructuras propias de la época colonial y que tanto la Iglesia cono el Ejército recuperaran los poderes que habían perdido con las guerras en cuestión.

Fue tanto el tiempo en el cual las nuevas naciones no pudieron mantenerse por su propia mano que muchas de ellas se sumieron en la bancarrota, obligando así a recurrir a préstamos de países como Reino Unido, Francia y los Estados Unidos.

Otro asunto a considerar era el surgimiento de "caudillos" propios de las guerras de independencia que tiempo después quisieron gobernar conforme a sus propias decisiones. Por ejemplo, después de ser considerado un baluarte en el final de la lucha por la Independencia de México, Agustín de Iturbide traicionó sus ideales y en 1822 fue coronado como emperador, lo que provocó molestia e indignación en diversos sectores de la población.

Esta situación llevó a la división de los gobernantes en liberales y conservadores. Los primeros querían una forma apegada a la Constitución de los Estados Unidos de América que brindaba ciertas libertades. Mientras tanto, los conservadores querían seguir el modelo monárquico, para el cual se aliaron con la Iglesia Católica. Esta disputa impidió que se dieran las transformaciones necesarias para que las naciones crecieran conforme a sus necesidades.